domingo, 15 de noviembre de 2015

El progreso decadente (Luis Racionero)

 Título: El progreso decadente

Autor: Racionero, Luis

Sinopsis breve: Indiscutiblemente, el siglo XX ha sido la época de mayor progreso tecnológico, industrial y económico de la historia de la humanidad, pero, ¿significa que la humanidad también ha progresado? En este ensayo, Racionero nos aporta sus razones para pensar que quizá el ser humano no se ha desarrollado tanto como pudiéramos suponer tras la consumación de tantos avances sucedidos en tan diversos campos.

Puntuación: 7/10



Opinión: Un buen escrito acerca de lo que ha deparado el progreso económico y tecnológico en el "mundo occidental". Para ser un ensayo, es bastante entretenido en general, exceptuando el primer cuarto del libro; en esta parte hay demasiadas citas y referencias textuales de otros pensadores que hacen más difícil la transmisión de la idea por parte de Racionero. Quizá si hubiera usado más "pies de página" o una amplia sección de notas al final, los primeros capítulos hubieran sido más amenos. Pasando por alto esa cierta pesadez que ocurre en varios momentos, queda un ensayo grato y, a veces, ingenioso. De cualquier forma, lo realmente importante son las respuestas que nos da el autor a las no menos interesantes preguntas que plantea, resumidas en una: ¿realmente hemos progresado tanto durante el s.XX? 

Racionero reparte el desarrollo de su ensayo en varios apartados, analizando por bloques lo que supuso el s.XX en materias como la ciencia, la economía, la religión o las artes, de manera que al finalizar cada capítulo es imposible no parar un momento de leer para reflexionar y hacer cada uno su análisis personal. 
Parte de unos antecedentes que me han parecido bastante acertados, orientándonos hacia el desenfoque de la idea que tiene el ser humano de sí mismo, de lo difícil que se está haciendo vislumbrar el significado de la existencia. En el s.XVI Copérnico desplazó al hombre del centro del universo, situando éste en el Sol, pero al ser humano le quedaba el consuelo de ser la criatura más importante de la Tierra, ungido como estaba por "el dedo de Dios". Posteriormente, en el s.XIX apareció Charles Darwin para apartar a la humanidad del centro del mundo, pues consiguió hacer ver que somos producto de un azar, de una evolución que viene ocurriendo desde el principio de los tiempos; pero al ser humano le quedaba el consuelo de ser el supervisor del pensamiento racional. Poco tiempo iba a durar este alivio: en el principio del s.XX Freud se encargó de revelarnos que quien realmente controla los pensamientos y la razón es una parte de nosotros mismos que no podemos dominar: el subconsciente. ¿Dónde puede ahora aferrarse la humanidad? Incluso en algo tan, a priori, inamovible como las leyes físicas, apareció Einstein para demostrarnos que todo es relativo, que Newton estaba en lo cierto, pero sólo hasta determinado punto. Ante esta situación el ser humano ha emprendido una huída hacia adelante persuadido por la idea materialista de que somos lo que hacemos (o producimos), lanzándose en una carrera para mejorar y perfeccionar la tecnología aun a riesgo de dejar en el camino el propio alma. Esta deshumanización de los procesos económicos y productivos se ha visto reflejada, según Racionero, en todas las artes clásicas, sobre todo en pintura y escultura; aquí difiero un poco, no pienso que el cubismo o el arte abstracto (p. ej.) sean síntoma de nuestra sociedad decadente, sino que, más bien, son resultado del afán de innovación permanente estimulado y espoleado en la sociedad por parte de la industria.

Indudablemente hemos obtenido unos avances impensables en ciencia y técnica, que se han traducido en progreso económico y mejora de la calidad y esperanza de vida, pero sin detenernos a pensar en lo que realmente somos o en qué en lo que necesitamos para ser felices (realmente). Los intentos más o menos serios de cambiar el rumbo y considerar esencial el enriquecimiento íntimo del individuo que supusieron la Comuna de París o el movimiento hippie no llegaron a concretarse y perdurar en el tiempo, pero sí que sirvieron para llamar la atención general sobre si ciertamente estábamos estamos en el camino correcto.
Animo a todo el mundo a que lea este ensayo, siendo pacientes en los dos primeros capítulos, porque es un libro no muy extenso que activa las conexiones neuronales y pensantes. En estos tiempos en que las altas esferas se esfuerzan en mantener nuestra mente siempre alienada, ocupada en estudiar qué comprar (sin que nos haga falta) para estar alegres, es muy grato sentir que uno también puede pensar por sí mismo si le animan a ello.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Retorno de las estrellas (Stanislaw Lem)

Título: Retorno de las estrellas

Autor: Lem, Stanislaw

Sinopsis breve: Hal Bregg regresa a La Tierra tras una expedición de diez años en una galaxia lejana y descubre que en el planeta, gracias a la contracción del tiempo einsteniana, han pasado ciento veintisiete. Muchas son las cosas que han cambiado en ese tiempo en la sociedad, en las ideas y comportamientos, lo que le transforma en un anacronismo viviente.








Puntuación: 7/10

Opinión: Una buena novela que trata sobre la soledad del diferente.
Me ha gustado bastante, puesto que transmite muy muy bien las sensaciones del protagonista, un personaje creado con maestría que, a la vez, es el narrador de la historia. Al ser la narracion en primera persona conectas enseguida con la trama y se lee rápido, pero no demasiado, pues es uno de esos libros que dan que pensar.

Lem es uno de los escritores clásicos de ciencia-ficción, por lo que quería leer otra novela suya después del fiasco que me supuso la que, para muchos, es una obra imprescindible en el género: Solaris. En Retorno de las estrellas también hay pasajes en que el autor se explaya describiendo sensaciones, pero aquí el objeto de las mismas son humanos y no inteligencias extraterrestres, lo que me hizo acercarme mejor a la trama, de una forma más gradual y pausada. Poco a poco el lector se va introduciendo en la mente del protagonista, conociéndolo mejor y comprendiendo el por qué de sus actitudes hacia un mundo que ya no es el que conocía hacía tan sólo diez años. Me parece sensacional cómo Lem transmite la soledad y el abandono que siente Bregg en su primer "paseo" por una estación de transportes tan absolutamente distinta a las que él recuerda que se encuentra irremediablemente desorientado; una especie de "Tarzán en la ciudad", con la diferencia de que el protagonista está totalmente solo. La sociedad y las relaciones personales también han cambiado muchísimo, de forma que sus encuentros con personas, en principio tan parecidas a él, desembocan en equívicos y malentendidos que hacen que Bregg se encuentre aún más solo y perdido. Despacio, con mucho tiento, se va acostumbrando a su nueva situación y consigue con cierto esfuerzo sobreponerse a las adversidades, aceptando que éste ya no es su mundo y que los demás toleren con paciencia lo que para ellos son excentricidades de una persona de más de ciento veintisiete años en el cuerpo de un hombre de cuarenta. Al final, como no puede ser de otra manera, algo de este "nuevo" planeta pasa a formar parte de él mismo; y una parte de Bregg pasa a formar parte de la sociedad.

Lo mejor del libro es el hecho de que te hace reflexionar, pensar si no seremos todos un poco como Bregg: solitarios en busca de aceptación. En contraposición a Solaris, la "parte" filosófica es mucho más amena, y para hacer reflexionar al lector Lem no necesita extenderse en párrafos y párrafos que hagan decaer el ritmo narrativo.

Un buen libro que además se lee en dos o tres sentadas.

martes, 3 de noviembre de 2015

Espejismo (Hugh Howey)

Título: Espejismo

Autor: Howey, Hugh

Sinopsis breve: En el futuro la Tierra es un planeta devastado con una atmósfera irrespirable y las personas viven en un refugio subterráneo bajo estrictas normas destinadas a protegerlas. Todo cambia cuando el jefe de seguridad rompe el mayor de los tabúes: pide salir al exterior. Su decisión desencadenará unos acontecimientos que llevarán a la gente a enfrentarse a algo de lo que nunca se habla, pero siempre se murmura.



Puntuación: 8/10


Opinión: Un libro muy recomendable.
Después de haber leído mucha ciencia-ficción pensaba que ya no quedaban libros que me pudieran sorprender y cautivar, pero cayeron en mis manos dos novelas que me han hecho cambiar de opinión: La chica mecánica y, más tarde, Espejismo. Por lo que he visto, en los últimos tiempos el género está siendo revitalizado a través de un subgénero que siempre me atrajo: las distopías. Las fantásticas 1984, Fahrenheit 451 y Un mundo feliz son las que más me gustan, pues consiguen hacerte pensar en la sociedad y el ser humano, en qué son, o en qué pueden convertirse, bajo diversas circunstancias. Si no los habéis leído aún, os los recomiendo, y para todos aquéllos que puedan tener prejuicios contra la ciencia-ficción, decir que en realidad "el futuro" es sólo el escenario, que tratan más sobre las personas de lo que se suele esperar cuando apenas te has asomado a la literatura de ciencia-ficción.

Espejismo es una distopía al uso: trata sobre un futuro que no se presenta tan ideal como quisiéramos (contraponiéndose así al término "utopía"). El planeta, no se sabe bien cómo, se ha convertido en un lugar hostil para la vida, y la humanidad ha conseguido sobrevivir estableciéndose en un silo gigantesco excavado en la tierra, donde, al igual que en un ser vivo, hay diferentes secciones que tienen que estar en consonancia para que el todo funcione a la perfección (suministros, informática, mecánica,...). Me ha resultado una lectura bastante novedosa, puesto que Howey ha conseguido dar una visión diferente sobre el tema de una sociedad cerrada sobre sí misma, limitada en población, superficie y recursos, en que la política del hijo único se resuelve a través de una lotería.

La facilidad con que se deslizan las palabras delante de los ojos hace que se lea muy bien, con un ritmo que no decae en ningún momento; hay pasajes en que el ritmo de la lectura lo llevan los acontecimientos, digamos, "políticos", y otros lo llevan los pensamientos de los personajes principales, en su intento de desenmarañar la verdad sobre el silo. La idea general, la forma de contarla y transmitirla, la sensación de que detrás de lo que se cuenta hay algo que se nos escapa, los personajes... todo está en muy buena consonancia. La novela está escrita como si fueran tres historias unidas y seguidas en el tiempo (al fin y al cabo, ¿qué es una historia general, sino la suma de muchas historias más pequeñas?), lo que le da mucha frescura a la hora de leer, pues en ningún momento sientes que se desgastan los personajes, y queda la impresión de que lo realmente importante en este futuro que nos presenta Howey no son las personas, sino el silo en sí mismo.

Según vengo escribiendo, la sensación de que voy a desvelar algo importante se hace cada vez mayor (la incertidumbre del qué vendrá está presente en todas las páginas) de modo que voy a terminar animándoos a leer este libro; pienso que es una de esas lecturas que pueden llegar a gustar a todos los lectores, que tiene un poco de todo y, como una buena receta, en su justa medida.

Por mi parte, hace relativamente poco tiempo he descubierto que éste es el primero de una trilogía, y no creo que tarde mucho en leer los otros dos que faltan.